Ese chico del interior, ese chico sacrificado, ese chico se lo merecía.
Cuando era chico seguramente soñaba con hacer un gol, pero nunca imaginó que la felicidad iba a ser tal, nunca imaginó que las lágrimas lo iban a inundar y ahogarlo en un mar de regocijo donde no habían ni tiburones ni animales peligrosos: sólo estaba él y quien lo ayudó desde pequeño a ir salteando etapas para llegar a primera: el gol
Este chico del interior este chico sacrificado, este chico que corrió todas y pudo hacer su primer gol, se emocionó y lloro. Esperemos que siga llorando porque él se lo merece.
Friday, March 17, 2006
UN ABAN DE FELICIDAD
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment